Flamingo Cancún Todo Incluido: Vacaciones accesibles con alma
En medio del paraíso turístico que es Cancún, donde los hoteles compiten por quién tiene más estrellas o más metros de playa privada, existe un sitio que no pretende ser el más ostentoso, pero sí uno de los más cálidos: el Flamingo Cancún All Inclusive.
Aquí no te vas a encontrar con lujos excesivos, ni necesitas caminar kilómetros para llegar a la alberca desde tu habitación. Aquí todo está a la mano, y lo más importante: es un lugar que te hace sentir que estás de vacaciones de verdad, sin tener que fingir que todo está perfecto.
Este hotel no nació ayer. Tiene ya sus buenos años en la Zona Hotelera de Cancún, y ha sido testigo de más de una reconciliación, más de una ruptura, y muchos encuentros con uno mismo.
El Flamingo no intenta ser el más nuevo ni el más “instagrameable”; su encanto está en la sencillez y en la calidez con la que te recibe. No te juzga si llegas con el corazón roto, o si solo quieres tomarte un tequila a las 11 de la mañana.
Es de esos hoteles que huelen a recuerdos, a viajes de familia, a escapadas improvisadas con amigas o con uno mismo.
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Todo incluido… sin complicaciones
La modalidad Todo Incluido del Flamingo Cancún es ideal para quienes no quieren estarse preocupando por la cuenta cada vez que piden algo. Tienes acceso a buffet, bebidas, snacks y una que otra sorpresa. La comida es de estilo internacional, pero sin pretensiones gourmet: hay variedad, hay sabor, y hay comida caliente esperándote incluso si llegas tarde del tour. Tienen dos restaurantes principales y un snack bar junto a la alberca para cuando solo quieres una hamburguesa o unos nachos con guacamole.
¿Y las bebidas? Bien servidas, frescas y sin ese límite incómodo que a veces encuentras en otros hoteles. Aquí el personal es amable, sin ser invasivo, y eso se agradece profundamente.
Alberca, playa y hamacas con vista al mar en Flamingo Cancún Todo Incluido
El Flamingo tiene acceso directo a una de las playas más bonitas de Cancún. Es una franja de arena blanca, agua turquesa y olas que no gritan, solo susurran. La alberca principal está justo frente al mar, lo que significa que puedes elegir si quieres agua salada o clorada con solo girar el cuello.
Además, hay camastros, sombrillas y hamacas en la zona de playa donde puedes leer, dormir, llorar un rato (si hace falta), o simplemente ver cómo el sol se va escondiendo sin pedirte explicaciones.
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Habitaciones con vista y con descanso
Las habitaciones del Flamingo no son de lujo, pero son funcionales, limpias y algunas tienen balcones con vista directa al mar Caribe. Si tienes suerte —o buena actitud—, puedes pedir una habitación con vista al mar y despertar con el sonido de las olas. Las camas son cómodas, el aire acondicionado funciona perfecto (muy importante en Cancún), y tienes todo lo necesario para descansar y desconectarte.
Ubicado en el km 11 de la Zona Hotelera, el Flamingo está cerca de todo: bares, centros comerciales, playas públicas, paradas de autobús. No necesitas taxi para moverte, y puedes ir caminando a varios puntos de interés. Está a unos 20 minutos del aeropuerto internacional, y eso también suma puntos si lo que buscas es llegar rápido a relajarte.
Y para llegar a tu hotel, no necesitas más que agendar a un buen servicio de transporte como Traslados Cancún y así no complicarte, sino llegar a descansar sin necesidad de perder tiempo ni dinero innecesario.
