Maroma, A Belmond Hotel: el paraíso secreto de la Riviera Maya
Hay hoteles bonitos… y luego está Maroma. Este santuario entre la selva y el mar Caribe no es un hotel, es un hechizo. Ubicado en la codiciada Punta Maroma —una joya escondida entre Cancún y Playa del Carmen—, Maroma, A Belmond Hotel es ese tipo de lugar que te hace replantearte si de verdad estás viviendo la vida o si solo la estás sobreviviendo. Aquí todo huele a paz, a diseño exquisito, a naturaleza abrazándote sin pedir permiso.
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¿Qué lo hace tan especial?
Primero: la arquitectura. Una fusión entre el diseño artesanal mexicano y la sofisticación sin pretensiones. Nada de lujos exagerados: aquí se respira buen gusto y respeto por el entorno. Las habitaciones están hechas con materiales locales, decoradas con textiles de Yucatán, y muchas tienen su propia piscina privada con vista al infinito verde.
Segundo: el trato humano. En Maroma no te tratan como huésped, te adoptan. Desde que pones un pie en el lobby, el staff sabe tu nombre, tus gustos, si te gusta el café fuerte o el té con miel, y eso —créanme— no tiene precio.
Spa, yoga y otras formas de sanar
Si vienes a curar el alma rota o el corazón cansado, aquí te van a ayudar. Maroma tiene uno de los spas más sublimes de la región, donde combinan rituales mayas con tratamientos modernos. Hay sesiones de temazcal, yoga al amanecer y caminatas conscientes por la selva.
Y si lo tuyo es la contemplación con un trago en la mano, el rooftop bar con vista al mar es literalmente una fantasía.
Comida de autor con corazón mexicano

La cocina en Maroma es otro poema. El chef celebra la cultura local con ingredientes de la zona: pescado fresco, tortillas hechas a mano, cacao, mezcal, chiles ancestrales… Cada platillo cuenta una historia. No es un buffet aburrido, es un viaje sensorial.
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Bodas, lunas de miel y promesas eternas
Si te vas a casar, hazlo bien. Maroma es escenario de bodas íntimas que parecen sacadas de una película: ceremonia frente al mar, fiesta bajo las estrellas, fotos entre la selva y el Caribe. Es uno de esos lugares donde decir “sí, acepto” tiene más peso porque todo alrededor parece mágico.
¿Cómo llegar?
A solo 30 minutos del Aeropuerto Internacional de Cancún. Si quieres llegar sin preocupaciones y como reina, te recomiendo hacerlo con Traslados Cancún, que son expertos en recibirte con comodidad y sin estrés.